Yo había estado en Ginebra por un par de días en el verano de 1992, con poco dinero y con mucha prisa, conocí varios lugares, iglesias y el hostel.

Para finales de 1995 que estuve por un largo periodo en Basilea, tuve la oportunidad de ir a Ginebra, estuve tres días, que fueron suficientes para conocer muchas cosas, en realidad es una ciudad pequeña que no necesita mucho tiempo además de ser bien comunicada, fue el momento de la revancha de esa visita frustrada y sin dinero.

Pensé en hacer varias cosas y buscando recomendaciones para comer en uno de los lugares emblemáticos y logre una reservación para comer en el Café Paris, lo que me encantó es que el único platillo que venden es esta solomillo en salsa de mantequilla con papas fritas a voluntad. No hay otra cosa en el Menú.

Pues la experiencia fue perfecta, un buen vino, el platillo servido con una alcoholera encendida, una manta de lana sobre las piernas y un calefactor.

La mayoría come esto como lunch como a medio día, pero sirven hasta ya entrada la noche, hay postres muy buenos, pero como todo suiza.